Tratados de globalización
I
Pagó la renta, y a cuenta recibió un corolario,
En él descubrió que libre es el comercio,
libres los negocios sin riesgo,
libre la ganancia favorecedora,
la gloria merecida,
libre la mano imbécil invisible,
mano que se pierde en un tratado
mano sin más orden que la anarquía,
mano sagaz, vagabunda,
mano sin gobierno central, sin estatuto,
descubrió la libertad del derecho a aniquilar,
al destino manifiesto de su mandato,
a las fiestas clandestinas con los suyos,
al carnaval con los sin madre,
descubrió seres liberados de tormentas anunciadas en primera plana
a exploradores en aviones
que se precipitan en otro cielo, a salvo
de las impertinencias de los mortales,
libres como el contador de billetes en el banco,
desenvueltos y gozosos en un expendio de coches azules y rojos,
descubrió la libertad protectora
de damas con sombrilla implorando sexo,
los útiles campos de golf en la luna o en júpiter,
los sueños de doncellas que extraviaron el castillo,
descubrió la libertad que las socorre,
la libertad que les aplaude,
libres siempre todos ellos como el comercio.
II
Se ha ampliado la penitenciaría,
en subastas se ofrecen títulos de nobleza,
filas de fieles se enlistan en una guerra pactada,
nuevos credos amparan
nuevos arreglos universales,
en la pobre república ya no ondea su bandera
pobre patria santa mancillada,
patria ilustre inmaculada, hijos tuyos te incendian
patria venerable, de tu himno hicieron sainete
puta patria babilónica, ya naufraga tu arca salvadora.
III
La cancha se ha ensanchado,
nuevos jugadores calientan,
porristas practican en el concilio pederasta,
la pelota vuela, vuela, no caerá nunca,
no hay juego, la lucidez
pedirá limosna a los miserables,
Dios cantará boleros y tangos,
y blues y tarantelas y fado,
y bailará como vedette profesional
y mostrará sus senos orgulloso,
en la cárcel amplia, global, intercambiable,
ganar—ganar,
su deidad suprema,
en este juego que jamás empieza,
porque no hay árbitro, se murió.