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  • José Luis González Glz.

Globalización y Esclavitud Voluntaria. Mundo cotidiano y cultura capitalista


De alguna forma hay algo en las relaciones sociales cotidianas que oscurece la razón humana y convierte su realidad subjetiva en la obediencia ciega a un FETICHE o TOTEM que toma el lugar de lo real objetivo. A juzgar por los contenidos de la comunicación masiva, parece que para un parte de la humanidad aplican varias metáforas sobre la felicidad inducida u obligada que proviene de la ignorancia programada.

En la realidad plasmada en la película EL HUEVO DE LA SERPIENTE del director Ingmar Bergman, la gente común y de manera masiva se acostumbra a los experimentos de control y “administración” social (¿gobernanza?) y se va conformando en la masa una cultura de indiferencia y sadismo que al paso del tiempo parece “natural” en su continua degradación de violencia y destrucción que tiene como fondo el brutal despojo de la libertad y de la vida propia. Una cultura donde aquel individuo que alerte a los otros, ya sea solo con su actitud inconsciente de rebeldía sobre el fondo que yace en las apariencias o con plena conciencia de la realidad a la que se enfrenta, será señalado, marginado, perseguido, incluso desaparecido y técnicamente desechado por la gran maquinaría cosificada de las relaciones sociales capitalistas -experimentos con simios por ejemplo, muestran cómo el castigo programado puede provocar violencia en masa contra los rebeldes.

¿Pero cómo ha sido posible esto? ¿Por qué los seres humanos hemos permitido tal despojo de humanidad? ¿Por qué avanza la degradación de su condición y su civilización, si hoy como nunca cuenta con MEDIOS DE PRODUCCIÓN que serían suficientes para satisfacer todas sus necesidades materiales y espirituales? ¿Cómo es posible la convivencia entre la miseria y la más alta tecnología [1], considerando además esto como lo más racional?

Esté SISTEMA CAPITALISTA o MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA es el producto de la evolución histórica y filosófica de la Cultura Occidental que ha impuesto sus valores y formas concretas de reproducción a nivel global. Generación tras generación de seres humanos que han transcurrido acumulando conocimientos y FUERZAS -que antes podían llamarse sin problema- PRODUCTIVAS -el sistema actual las ha transformado en lo contrario.

La cultura del capitalismo tiene su origen en el concepto y el objeto de la mercancía, se internaliza en el sujeto encarnando finalmente los intereses y fines generales del sistema-objeto-mercancía y sin concebirse a sí mismo con mayor trascendencia que el de ser portador de un valor intercambiable; un valor de uso social que es valor si y solo si es demandado por él sistema poniéndole un precio. Una mercancía vestida por el dinero.

Históricamente el ser humano, basado en la forma en que se vivía cotidianamente -en sus RELACIONES SOCIALES DE PRODUCCIÓN- se concibió así mismo y a los demás de distintas formas y en distintas circunstancias. Como señor esclavista, con derecho a tener la propiedad de otros seres humanos o cómo señor feudal, propietario de tierras y rey de sus vasallos; cómo señor empresario o capitalista o burgués, con derecho a disponer del trabajo de otros por cierto tiempo pagado[2]. Estas figuras para existir requerían su contraparte: el esclavo, el vasallo y hoy, el asalariado. Desde la aparición de la humanidad, los MODOS DE PRODUCCIÓN con los que ha asegurado temporalmente su reproducción cómo especie, han evolucionado desde las formas comunistas originarias en que se agrupaban las familias de seres humanos y el nacimiento del excedente y la propiedad privada[3], al ESCLAVISMO, al FEUDALISMO y otras formas en franco proceso de extinción obligado por el crecimiento y desarrollo del capitalismo; como las COMUNIDADES INDIGENAS en sus territorios asediadas actualmente por él CAPITALISMO.

La sociedad llamada CAPITALISTA tiene una característica peculiar que la diferencia en CALIDAD y CANTIDAD de las anteriores y es la existencia del asalariado cómo vendedor de su única mercancía la cual es su fuerza de trabajo sea esta simple como en el caso de los obreros menos capacitados, o compleja, en el caso de técnicos y profesionistas. El fin último de la mercancía es obtener un excedente con su venta y el objetivo final de la organización de las relaciones sociales establecidas es, como mencionamos más arriba, la obtención de la máxima ganancia. En el sistema actual la fuerza de trabajo es una mercancía que se vende a cambio de un salario por tiempo de uso y cómo tal se debe comportar en el mercado. Para ser una mercancía en el “mercado laboral” debe tener un valor de uso social, es decir, en el caso capitalista, una utilidad extra brindada por el uso o consumo de la fuerza de trabajo. Esta utilidad o ganancia capitalista debe ser la más alta posible; que el trabajador cumpla con ciertos requisitos y características que le hagan “productivo” y con una actitud “competitiva”. Es decir: a) que el valor del producto de su trabajo exceda en la mayor cantidad posible al salario o valor que se paga en dinero por su FUERZA DE TRABAJO y b) que el trabajador esté dispuesto a moldear su mente a los intereses del capital encarnado en su individualidad egoísta por encima de la solidaridad y la cooperación. Una cultura arribista y egocéntrica que pone su énfasis en la aceptación social jerárquica y elitista y que se basa en modelos sociales creados incluso por los medios masivos de control de la información. El autoexilio de está homogeneidad social -es decir, adquirir la conciencia de clase y territorial- la cual se sostiene bajo un discurso de autoengaño fundamentado en la palabra “libertad”, significa primero la marginación y después un proceso paulatino de aislamiento hasta la desaparición física e influencia cultural del individuo concreto.

El asalariado productivo es el poseedor de la única mercancía que tiene la peculiaridad de que produce mucho más de lo que consume y por lo tanto, genera riqueza. El asalariado o proletario productivo se convierte entonces en un emblema y representante de una clase social desposeída que es consumida para obtener un excedente que corresponda al peso del sistema del CAPITAL y sus necesidades lógicas, que en este caso son su ACUMULACIÓN, CONCENTRACIÓN, CENTRALIZACIÓN y COLAPSO FINAL[4] en todos los órdenes -determinados estos por su base económica. Con el desarrollo del capitalismo decadente el asalariado no productivo fue necesario para controlar y mover a la sociedad hacia los intereses del capital. Ejércitos de burócratas, tecnócratas, evaluadores, inspectores, policías, golpeadores, mercenarios, paramilitares, guardias de seguridad, gatilleros, soplones, etc., son un costo necesario y creciente del colapsante sistema capitalista.

En el caso de los empresarios, accionistas o burgueses, propietarios de los medios de producción o cómo se les quiera llamar, encarnan el papel necesario para que su capital se reproduzca y tal cual su naturaleza y lógica interna propia crezca, se acumule, concentre y centralice en base a la reinversión de la ganancia. La adicción a la COSA u OBJETO llamado CAPITAL tiene entonces a su disposición determinante y absoluta, la inteligencia y el cerebro que habrá de conseguir el triunfo en la competencia absolutista de EL CAPITAL. Así EL CAPITAL se asume como la totalidad social y todo se subsume a su lógica y necesidades de reproducción.

Los almacenes están llenos, las bolsas de valores más influyentes rompen records eufóricas de sus

ganancias pero en las calles domina la pobreza. En la televisión se habla de derechos y valores y al mismo tiempo se difunden masivamente historias donde el odio, la mentira, el egoísmo, la hipocresía… ah y el o la narcotráficante son los personajes de las historias televisivas mientras los spots del gobierno hablan de guerra contra este importante sector de la estructura económica global. Los senadores y diputados representantes del pueblo se resguardan por una muralla y miles de policías para aprobar leyes. El tiempo de los trabajadores parece como si esté se hubiese detenido a mediados del siglo XIX[5]; unos trabajan prácticamente hasta la muerte y otros desgastan su humanidad laboran doble turno o más tiempo, mientras muchos otros no tienen salario ni trabajo.

Profesionales desempleados que se “autoemplean” –según los objetivos de caros programas gubernamentales de ayuda social que de paso dan trabajo a otros profesionales los cuales, de otra manera, estarían desempleados- y así, el producto de su trabajo es considerado “pirata” y él “autoempleado”, un delincuente. Sin embargo, en el mercado se venden las herramientas y la tecnología para esa producción paralela “pirata” y es legal. Hoy es más valorado un policía que un maestro. En aras del “libre comercio” se criminaliza a vendedores ambulantes, cuidacoches, los limpiaparabrisas y toda aquella persona expulsada del sistema. En las ciudades se vive un fenómeno de “limpieza social”, que pasa por la protesta de los propietarios de negocios contra la “competencia desleal” de los desposeídos que con una caja disputan los nichos de mercado de los miserables, que por ser masa valen en proporción directa a su sufrimiento y enfermedad pagada por el Estado. Poco a poco los desempleados solo tienen como alternativa la delincuencia o la policía, alimentando lo que llaman los economistas un “círculo virtuoso” de crecimiento y desarrollo de un mercado. En el capitalismo, al final la guerra es el negocio más seguro y rentable.

Todas estas cuestiones antes mencionadas son contradicciones inherentes a un sistema de cosas que se desarrollan, luchan, se contraponen y sintetizan en una cultura que cohesiona el sistema de relaciones sociales de producción capitalistas. Un capitalismo desarrollado a lo largo de una historia de alrededor de 500 años, el cual, al parecer, concluye en el ESTADO METABURGUÉS o CORPORATIVO, el cual, a su vez, es negación misma del capitalismo liberal tal como denunciaron los economistas burgueses ortodoxos que criticaron en su momento al keynesianismo, promotor del “Estado de bienestar”

Al parecer la dialéctica del Estado que prevaleció durante el siglo XX llegó finalmente a un punto crítico o límite histórico de acumulación que exige menos gastos de los gobiernos para mantener una tasa de ganancia rentable para las CORPORACIONES privadas. Paralelo a ello, hoy, más que nunca, el sistema requiere de la VIOLENCIA-POLÍTICA del Estado para contener la conciencia, resistencia y lucha de liberación en las calles y pueblos.

La COSA u objeto llamado CAPITAL toma como suyo al SUJETO y este asume y encarna los conceptos y la LÓGICA ABSOLUTISTA DEL CAPITAL. Basados en esta realidad concreta, los implicados se ven obligados a jugar su papel pues el sistema siendo hegemónico se encarga de marginar, reprimir y/o desaparecer a todo aquello que no cumpla con la función de valorización del capital.

De esta forma, los “usos y costumbres” en las sociedades dominadas por el sistema capitalista se vuelven norma y poco a poco estas normas van borrando de la cultura todas aquellas expresiones, tradiciones o ideas contrarias a la lógica real del crecimiento de la riqueza privada. Esta “normalidad”, que puede basarse en estadísticas incuestionables, pasa así a convertirse positivamente en “ciencia” y sinónimo de racionalidad. De esta forma, apoyados en estructuras educativas formales y en medios masivos de comunicación y transmisión de ideas, modelos y consignas, se va moldeando una mitología –el “libre comercio” y la “libertad individual”, por ejemplo- o modelo discursivo que fomenta la indiferencia social, la atomización, el egoísmo, el consumismo, y la separación de segmentos sociales elitistas y racistas.

Sin embargo, lejos de resolver el problema existencial y deshumanización que significa la enajenación del trabajador, la ideología burguesa -hoy en particular la de los bolsistas y especuladores-, que se contrapone cada vez con mayor evidencia a la realidad, se profundiza y exige mecanismos de evasión que logren controlar los alcances del pensamiento del trabajador[6]. Es aberrante, por ejemplo, que el concepto que tengan de sí mismos los trabajadores más capacitados, la fuerza de trabajo más compleja, esté totalmente alejado de una conciencia de clase objetiva y antes que hermanarse y cooperar con asalariados de ingresos menores, como los obreros menos calificados o los campesinos pobres que los visten y alimentan, se inclinen incuestionablemente, por considerarse una clase aparte –el invento discursivo de la “clase media”, que correspondería a una pequeña burguesía casi inexistente pero que se la han apropiado estos sectores de trabajadores con ingresos por encima de la media.

La persona o individuo nace en una sociedad determinada y se regirá, por así decirlo, por los “usos y costumbres” que norman las relaciones sociales. Primero son los familiares quienes brindan las primeras pautas culturales, con sus particulares caracteres y circunstancias dependiendo de su ubicación social o posición de clase. Luego la educación quedará a cargo de la televisión, la escuela y la Iglesia que ya se encargan de educar a los padres. Finalmente, las laborales, donde la DICTADURA DEL CAPITAL es evidente y la corrupción sindical marca con hierro al rojo vivo en contra de cualquier aspiración de justicia y libertad. Además del control de la educación pública y de los medios masivos de (in)comunicación, el CAPITALISMO ha sido capaz de crear mercancías a partir de las necesidades imaginarias para la evasión de una realidad enajenante y cada vez más autodestructiva.

Además, existen El PAN[7] Y CIRCO pertinentes para mantener la tranquilidad y la PAZ SOCIAL que DEN CERTIDUMBRE al proceso de acumulación, concentración y centralización del CAPITAL. Estas mercancías de evasión –espectáculos, drogas legales o ilegales, modas, deportes masivos, religiones- incrementan indirectamente la explotación del trabajador cuando este intercambia parte de su tiempo de trabajo por adquirirlos y facilitan que trabaje para el sistema, funcionando este consumismo como el “opio del pueblo” en el siglo XXI. La vida cotidiana se rinde entonces a las cadenas de transmisión que reproducen la circulación permanente del capital. Cuerpo y mente del asalariado le pertenecen en cuanto que se le dictan los movimientos adecuados para seguir cumpliendo su papel subsumido en el proceso de reproducción social capitalista, asumiendo los objetivos de este como los propios y el poder de nuestra creación (la COSA) sobre nosotros (el SER).

El PROCESO DE COLAPSO GLOBAL repercute profundamente en la vida cotidiana de todos nosotros con graves consecuencias culturales en la reproducción social de “usos y costumbres” cada vez más enajenantes y violentos. Ambas características (enajenación y violencia) de la especie humana, las cuales al parecer se presentan al final de una era, son visibles en toda sociedad en decadencia y responden estas a la degradación de las relaciones sociales de producción; las cuales al quedarse estancadas por los intereses creados, entran en contradicción con el desarrollo de sus potencialidades tecnológicas y científicas de cooperación y solidaridad humana –FUERZAS PRODUCTIVAS EVOLUTIVAS.

El proceso cotidiano del trabajo asalariado te engulle y deshumaniza, programa tus actividades y define el rumbo de tu vida haciendo lejana la reflexión y la profundidad de pensamiento sobre el futuro colectivo basado en una subjetividad sistémica de apariencia individualista pero en realidad masificada. Estamos perdidos, hundidos en la masa, en la vorágine del corto plazo y el tiempo medido obsesivamente por la máquina preferida del Capital: el reloj. Navegamos en la realidad, sin conciencia alguna del destino, que cómo propia tumba civilizatoria hemos estado cavando, literalmente, con nuestra FUERZA DE TRABAJO y a pesar de la infinidad de información y la enorme potencialidad de los MEDIOS DE PRODUCCIÓN Y COMUNICACIÓN, a merced de la cuasi-infinita masa de PLUSTRABAJO de la cual se despoja actualmente a la humanidad.

 

1 Como en la canción TIEMPO DE HIBRIDOS de Rockdrigo González, de su disco EL PROFETA DEL NOPAL.

2 Leer MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA de Carlos Marx y Federico Engels.

3 Revisar EL ORIGEN DE LA FAMILIA, LA PROPIEDAD PRIVADA Y EL ESTADO y EL PAPEL DEL TRABAJO EN LA TRANSFORMACIÓN DEL MONO EN HOMBRE de Federico Engels.

4 Esta última característica la he añadido yo y es el resultado de mi observación científica. El debate sobre el previsible DERRUMBE DEL SISTEMA CAPITALISTA pasa por el estudio – entre otros-de EL CAPITAL de Marx, LA ACUMULACIÓN DE CAPITAL de Rosa Luxemburgo, ECONOMIA POLITICA DEL RENTISTA de Bujarin, EL IMPERIALISMO, ULTIMA FASE DEL CAPITALISMO de Lenin, EL CAPITAL FINANCIERO de Hilferding, TEORIA DE LA ACUMULACIÓN Y EL DERRUMBE DEL SISTEMA CAPITALISTA de Grossmann, TEORIA GENERAL DE LA OCUPACIÓN, EL INTERÉS Y EL DINERO de Keynes… etc.

5 Es asombroso leer el Libro segundo del tomo I de EL CAPITAL de Carlos Marx y constatar que los métodos permanentes de explotación de la fuerza del trabajo pueden pasar como “innovadores”, cómo fue el caso del boom de la producción domiciliaria en los países asiáticos en los años 80 y 90 del siglo pasado.

6 Para profundizar en este tema recomiendo de Erick Fromm EL MIEDO A LA LIBERTAD, PSICOANALISIS DE LA SOCIEDAD CONTEMPORANEA, EL CORAZÓN DEL HOMBRE, MARX Y SU CONCEPTO DEL HOMBRE, TENER O SER

7 CLONASEPAN Y CIRCO es el título de una canción donde magistralmente el argentino Andrés Calamaro describe al proceso de degradación de la cultura en su país.

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