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  • Elia Corina Miramontes Leaños

El temblor interior


Un terremoto colapsó una calle frente a unos tacos de cabeza. Mis entrañas fueron suspendidas periódicamente por un contenido de historias, burlas y mucho, pero mucho miedo.

Se llama Norma del Regil: es morena, tiene el cabello chino y los labios rojos, magnas caderas y unas nalgas muy bien formadas.

Ostenta 50 años, muy guapa para su edad. Ella tiene una tienda de abarrotes donde oferta diversos artículos, tales como: jamon fud, galletas Marinela y un bolillo exquisito. Es madre de cuatro hijos: un varón, una mujer y un par de gemelas de 16 años. Su esposo tiene el rostro empedrado, lleno de marcas y baches, parece que su cara jamás hubiera sido pavimentada. Su nombre es José. Tiene las manos duras y el cuerpo atlético, fruto del trabajo pesado; es albañil: carga cemento y usa el marro para embellecer las fachadas.

Ayer, compré un jugo marca sello rojo. Norma estaba atendiendo su negocio. Tuvimos una corta plática sobre el estado del tiempo, hablamos de sus gemelas y del trabajo.

-Ay mija, si tú supieras: las niñas están mal, necesitan un psicólogo; sabes? tuve un embarazo horrible y perturbador. José, mi esposo, me agarró peor que a un perro. Imagínate, yo a mis 40 años y embarazada, qué vergüenza! Todas las mañanas me iba corriendo a la barranca, a ver si se me salían, pero nada. Yo nunca lo he querido, me casé por salirme de mi casa. He trabajado sola para mantener a mis hijos, todos me dicen que soy una mujer ejemplar.

Le pagué el jugo y salí de la tienda.

Al llegar a mi casa, traté de procesar la información. Mientras tanto, el temblor ya había pasado y en mi cabeza, seguían martillando sus palabras, como un estruendo monótono.

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